Una obra con
dos nombres en portada. Uno de ellos es el del autor, porque los autores
tienen el vicio de poner el nombre en la primera página de todo lo que
hacen, como si a alguien le importara. El otro es el de Jakob von
Gunten, protagonista de esta curiosa historia ambientada a principios
del siglo XX en un Instituto alemán especializado en formar sirvientes.
Jakob
es un joven de familia pudiente y aristocrática, que en un giro pocas
veces visto decide que la vida de opulencia no es para él y escapa de su
casa para apuntarse a un centro donde le enseñen lo que realmente
quiere hacer en su vida: Servir. Podría dedicarse a montar a caballo, ir
a socializar al teatro e incluso podría permitirse comprar un piso sin
necesidad de quitarse la cuenta de Netflix, pero no le interesa eso. A
él lo que le llama la atención es dejar atrás el lujo y hacerse
mayordomo.
El instituto al que llega es un sitio extraño. Más que
un centro educativo es un anexo dentro de una casa propiedad del
director de la escuela y su hermana, que son en apariencia el único
personal de la escuela. La mujer es la que imparte todas las clases,
enseñando a afrontar cualquier situación social que un sirviente
necesita conocer, valiéndose de recursos de los que hoy llamaríamos ‘de
la escuela finlandesa’. Representan obras de teatro, cantan y hasta
hacen una especie de cosplay turbio.
El libro, casi una comedia
con toques oníricos inesperados y tendencia al surrealismo, crea el
conflicto entre la simpleza y el lujo. Jakob no quiere la
responsabilidad de ser una persona relevante y seguir la estela de
éxitos de su familia, aunque cada vez que puede posturear con la alta
sociedad de Berlín lo disfruta. Él dice, eso sí, que prefiere ser un
sirviente y vivir una vida humilde sin que nadie advierta su existencia.
Es decir, una idea que solo podría ocurrírsele a alguien que sabe que,
en cuanto se canse de ser humilde y explotado, podrá pegar una llamada a
casa para que le manden unos miles de francos suizos y dejarse de
chorradas volviendo a vivir de rentas.
Jakob von Gunten es,
quizás, el heredero pijo de Bartleby. Un libro entretenido, con
episodios graciosos e inquietantes por igual.
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