Carl Sagan - Contact

 


Creo que la culpa de que hoy exista un papel firmado por un monarca que me reconoce como astrofísico federado la tuvo, sobre todo, Carl Sagan. Contaba yo con una edad que me obligaba a ir cada mañana a un terrorífico lugar rodeado de intimidantes muros de piedra y con cámaras de vigilancia en el patio (algunos lo llamaban ‘instituto’) cuando me encontré de casualidad con una serie llamada Cosmos. Me llamó la atención porque vi que hablaba de cosas del espacio y a mí las cosas del espacio me llamaban la atención, aunque no tuviese ni idea.

La serie fue como una sesión de hipnosis, y tras verla tuve claro que quería hacer lo mismo que hacía Sagan. Después me enteré de que había que trabajárselo bastante para poder ponerte algún día delante de un telescopio y tardé en animarme, pero esa es otra historia. Lo relevante aquí es que hace poco me crucé con Sagan, no ya en forma de material audiovisual sino en formato novela, y decidí reencontrarme otra vez con esa persona que una vez me enseñó un camino a tomar. O, más bien, a esas personas, ya que no se puede olvidar la contribución vital de Ann Druyan a que tanto Cosmos como Contact se hicieran realidad.

El reencuentro fue agradable. No llega a ser una experiencia iniciática como la anterior, pero una vez más sabe transmitir esa pasión (idealismo, incluso) que ponía en todo lo que tenía que ver con la ciencia. En la novela, la radioastrónoma Ellie Arroway lleva una vida infructuosamente dedicada a proyectos relacionados con SETI cuando de repente se encuentra una transmisión que apunta a tener procedencia alienígena. Como es de esperar, la noticia se expande por el mundo provocando bocas abiertas, aunque también una mezcla de reacciones entre los receptivos a escuchar y los que prefieren cerrar los ojos ante la evidencia.

Después de investigar la señal, lo primero que descubren es que los aliens está mandando una transmisión antigua en la que sale un personaje tan poco polémico como Adolf Hitler y que trae un mensaje oculto. A raíz de ahí, se desarrolla una historia entre filosofía y ciencia ficción sobre la disyuntiva religión-ciencia y sobre la naturaleza humana ante la aparición de lo inesperado.

VALORACIÓN:

 

Rubén Pedreira

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