Joseph Conrad - Nostromo

 

El camino desde que abrí por primera vez este libro hasta el momento en el que escribo esta reseña podría definirse como tortuoso. Esperaba encontrar una historia épica y profunda sobre los temas políticos, económicos y sociales que afectan a la humanidad y no quiero decir que esa historia no esté por ahí en algún sitio, pero lo que yo encontré fue otra cosa.

Hay temas políticos, económicos y sociales, sí. Se profundiza también en las bajezas y altezas humanas, como es de recibo en todo clásico de la literatura que se precie. Pero mientras leía la novela no me pareció que lo narrado fuese épico ni tampoco profundo. O quizás profundo sí, pero el adjetivo de épico en mi caso lo cambiaría por otro adjetivo menos literario: aburrido.

Una historia ambientada en el siglo XIX en un país ingobernable de Hispanoamérica, asolado cada pocos años por revoluciones que buscan quitar del poder a un tirano para poner al siguiente. En una de las ciudades principales del país, un grupo de europeos hace y deshace las relaciones políticas en base a los intereses de la mina de plata que se convirtió en la principal actividad económica de la zona. Al principio de la novela hay buen rollo entre el dictador de turno y la propiedad de la mina, pero cuando llega una nueva e inevitable revolución la cosa se pone peliaguda. Es una revolución canónica, de esas que empiezan diciéndole a la gente que no está bien que el pueblo trabaje y los ricos se lleven el fruto de su esfuerzo mientras fuman en pipa y hablan de cosas en jardines de casas grandes. Por supuesto, los líderes de la revolución buscan también la manera de sacar tajada. Como cualquier líder revolucionario que se precie, saben que una cosa es querer cambiar las cosas que benefician a otros y otra muy distinta es ser gilipollas y no querer beneficiarse también del poder.

En medio de todo esto está Nostromo, un marinero italiano que se convirtió en capataz de los cargadores del puerto de la ciudad y que es el hombre para todo al que llaman los europeos ricos cuando necesitan algo. Pero llega un día en el que necesitan más de lo debido y con su petición meten al pobre tipo en un lío que lo deja medio tocado para siempre.
 
VALORACIÓN:
 

 

Rubén Pedreira

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