No soy
consumidor habitual de historias de superhéroes. Tampoco consumidor
ocasional, no recuerdo haber leído un comic de esa temática en mi vida.
Siempre me tiró más el heroísmo de Mortadelo que el de Spiderman, que en
realidad no son tan diferentes. Ambos van por la vida disfrazándose
para capturar criminales, solo que los criminales a los que se enfrenta
uno se llaman ‘El Rabadillo’ o ‘Señor Todoquisque’ y los criminales a
los que se enfrenta el otro se llaman ‘Doctor Octopus’ o ‘Duende verde’.
Yo creo que no hay color en cuanto a carisma, pero cada uno tendrá sus
preferencias.
El caso es que el otro día me crucé por casa con un
libro de tapas duras. Un libro que estaba totalmente solitario, en
estado de auténtica indefensión. Ponía Watchmen en la portada y yo sabía
que es la típica historia de superhéroes que la gente que lee historias
de superhéroes recomienda a la gente que no lee historias de
superhéroes. También sé que es la típica historia de superhéroes que la
gente que lee historias de superhéroes y que quizás es un poco intensa
de más dice que es un sacrilegio recomendar a quien no lee historias de
superhéroes. El caso es que, por entender su estatus de obra de culto,
decidí echar un ojo.
Lo que cuenta Watchmen no es una historia
típica de superhéroes, los protagonistas son más bien gente peculiar
disfrazada que en muchas ocasiones tienen mejores intenciones que
resultados. La sociedad los acaba tratando como pobres diablos y al
final hasta los ilegalizan porque la lían bastante. Lo que está bien es
que aquí no hay protagonistas intachables como en otras obras del
género, la mayoría de los disfrazados son insoportables en mayor o menor
medida, humanos con más traumas e inseguridades que la media.
Esta
historia tiene carga de crítica social y psicológica dura pero también
tiene mucho, respecto a su género, de lo que ‘El crepúsculo de los
dioses’ tuvo respecto al género del cine. Por detrás del color, el
postureo y el fenómeno de masas se esconde el vacío, y cuando se cae la
fachada no queda nada. Watchmen muestra a las personas detrás de los
héroes y nos encontramos con que detrás del márketing hay un pozo
oscuro. Como Instagram, pero en ucronía.
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