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Retrato de Friedrich Hölderlin |
A lo largo de la historia existieron un buen puñado de grandes escritores cuya vida se complicó por el defectuoso estado de su salud mental. La historia de Friedrich Hölderlin (1770-1843), uno de los poetas más prometedores de la Alemania de su tiempo, es un ejemplo de esto. Los últimos 36 años de su vida están ligados a los problemas psicológicos y a la familia de Ernst Zimmer, un carpintero que conoció su precaria situación y se convirtió de manera sorprendente en su protector durante más de tres décadas.
Hölderlin fue un talentoso escritor de finales del siglo XVIII. Estudió teología en el seminario de Tübingen y allí compartió aulas con famosos intelectuales como Georg Hegel, uno de sus grandes amigos de juventud. El poeta tenía un gran talento para la música y la poesía, además de un entusiasmo por la Grecia antigua que marcó toda su obra. Esa influencia es obvia en su libro más importante, la novela epistolar Hyperion, que además de estar ambientada en Grecia contenía también pasajes oscuros que parecían profetizar el destino de su escritor.
La vida de Hölderlin estuvo marcada por la inquietud interna, agravada por la presión para estudiar teología en contra de su voluntad o por amores complicados como el que tuvo con Susette Gontard. El amor era correspondido, pero la inconveniencia de que Susette fuese la mujer de su empleador conllevó no solo el despido cuando se descubrió todo, sino también un gran sufrimiento del poeta debido a la separación forzada. Tras el fatal desenlace, Hölderlin se mudó de Frankfurt a Homburg y durante un tiempo se vio con Susette a escondidas de vez en cuando, pero la situación era imposible. Encontró un puesto como bibliotecario en su nueva ciudad, pero la lejanía de Susette contribuyó de manera clave a su declive mental, siendo la muerte de la mujer en 1802 un golpe definitivo a su estabilidad.
En 1806, la situación de Hölderlin se descontroló definitivamente. En los últimos años su estado mental se había ido deteriorando hasta convertirlo en una persona propensa a los arrebatos de furia, comportamiento errático y con una pérdida paulatina de la lucidez. Con estos síntomas y unos cuantos más que podrían decirnos que el escritor se encontraba aquejado de esquizofrenia, fue internado a la fuerza en una clínica en Tübingen, donde recibió tratamiento médico sin éxito . Allí permaneció durante casi dos años, pero su lucidez decayó aún más y sus nervios resultaban incontrolables. Fue declarado incurable por los médicos, que le estimaron tres años de vida como mucho.
Con este diagnóstico imposible, la clínica se lava las manos y lo libera de sus instalaciones. La familia de Hölderlin lo había dejado de lado debido a su estado y no querían cuidar a un enfermo crónico e impredecible. Ante esta situación desesperada es cuando Ernst Zimmer, un carpintero humilde y amante de la literatura del poeta, acude al rescate. Durante el tiempo de ingreso de Hölderlin en la clínica ya lo había visitado y el pésimo estado del autor de ese Hyperion que tanto había disfrutado lo conmovió. Viendo que el pobre hombre se quedaba solo y desamparado, Zimmer decidió acogerlo y cuidarlo en su propia casa el tiempo que fuese necesario.
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La casa en la que vivió Hölderlin los últimos 36 años de su vida, con su torre circular |
Zimmer tenía una casa junto al río Neckar en cuyas dependencias había una torre, anteriormente perteneciente a una fortaleza defensiva de la ciudad. Una habitación minimalista en el primer piso de esta torre se convirtió en el hogar de Hölderlin durante los siguientes 36 años, hasta su muerte en 1843. Hoy en día, esta torre alberga la sede de la Hölderlin-Gesellschaft, una asociación cultural dedicada, entre otras cosas, a la divulgación de la obra del autor. También es una casa museo que guarda manuscritos y documentación original.
Una de las fuentes más fiables para conocer la vida del autor en aquellos difíciles tiempos de reclusión fue Wilhelm Waiblinger, visitante habitual del escritor durante la década de 1820. Su obra 'Vida, poesía y locura de Friedrich Holderlin' [2] ofrece un retrato detallado de la vida del poeta y los cuidados que recibía en su peculiar hogar. La familia estaba muy pendiente de él en el día a día, le llevaban las comidas a su habitación, le suministraban papel para que escribiese y en muchos casos no tenían más remedio que tratar a Hölderlin "como a un niño pequeño":
"Regularmente, la mujer del carpintero, o una de las hijas o hijos, llevaba al desdichado a los campos y viñedos de los alrededores. Allí se sentaba en una piedra a esperar pacientemente la vuelta a la casa. Cabe señalar que estaban obligados a actuar con él como con un niño pequeño, para reducir la posibilidad de que se comportara de forma disruptiva. Cuando sale de casa, tienen que recordarle con antelación que se lave y se asee, porque tiene las manos sucias de pasar medio día arrancando hierba. Una vez vestido, se retrae y se niega a tomar la iniciativa. Cuando se cruza con un niño de dos años y no está demasiado distraído, se levanta el sombrero, que suele llevar bajo sobre la frente. Merece la pena mencionar también la loable verdad de que la gente del pueblo que le conocía nunca se burló de él, sino que le dejaban seguir su camino sin ser molestado, aunque hablasen entre ellos: «Ah... qué inteligente y perspicaz era este hombre antes y ahora míralo, está completamente loco». Pero, en realidad, a la familia del carpintero no le gustaba que saliera solo, preferían que se quedara en el recinto delante de la casa."
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