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¿Quiero escribir sobre las sombras proyuectadas en la pared o sobre lo que veré si me asomo fuera? |
Difícilmente encontrarás mejor método de sacar ideas para tus obras que la observación del mundo cotidiano y el análisis de tus propias experiencias. Además, para que una ficción transmita realismo y alma es necesario que el autor le dote de algo sacado de sí mismo. Si no conciliamos nuestra obra con nuestra experiencia, por mucho que estemos escribiendo sobre escenarios que poco tienen que ver con nuestra vida, el resultado se verá artificial y poco creíble. Encontrar lugares comunes con nuestros protagonistas, por distintos a nosotros que sean, es lo que marca la diferencia a la hora de obtener una historia veraz.
No tienes que escribir de tus propias experiencias, puedes encontrar esa inspiración en anécdotas sucedidas a tu alrededor o incluso de periódico. El grupo Love, en su mítico disco Forever Changes, cantó la frase "las noticias de hoy serán las películas de mañana", y es verdad. Solo hace falta ver la cantidad de obras de ficción y no ficción generadas a partir de una nota en un diario. De todas formas, también es necesario que esa inspiración que llega a raíz de algo contado de terceros tenga base en lo que conocemos o si no no resultará creíble. Aunque la chispa salte de algo vivido en otro lugar, la buena ficción debe tener un alto contenido extraído de las propias experiencias.
Debes aprender a prestar atención y a quedarte con detalles peculiares. Es una buena práctica escribir pequeños fragmentos de ideas que se te vayan ocurriendo en tu día a día y guardarlas. Aunque en ese momento no se amolden a la obra en la que estás trabajando, en el futuro podrás sacar partido de ellas cuando encares otros trabajos en los que sí puedas darles cabida. Piensa sobre las actitudes que ves en la gente, en lo que les obsesiona. Y enfréntalo con aquello que te obsesiona a ti. Las obsesiones suelen ser siempre la raíz de la trama, lo que da movimiento al argumento. El capitán Ahab obsesionado con Moby Dick o Don Quijote obsesionado con ser caballero dan sentido a sus historias y toda obra bebe en mayor o menor medida de aquello que genera fijación en sus personajes. No pierdas de vista este detalle, porque es una idea muy potente.
Por último, la observación de la propia experiencia y del mundo cotidiano es útil para dar verosimilitud a una de las armas más potentes de un creador de historias, que es la exploración de lo hipotético. Hazte la pregunta: "¿Qué pasaría si sucediera [inserta aquí algún suceso o condición interesante]?" y reflexiona sobre ello. La novela El hombre en el castillo, de Philip K. Dick, surgió de preguntarse qué pasaría si la Segunda Guerra Mundial la ganase el otro bando. Es solo un ejemplo, pero hay tantos en la literatura universal que no acabaríamos nunca si hiciésemos un listado. Haz este ejercicio con frecuencia cuando necesites ideas, pero ten en cuenta la idea de base: Para llegar a algo veraz, no puedes renunciar a crear cosas que puedas relacionar con lo que conoces según tu experiencia.
AXIOMA:
El mejor lugar para encontrar ideas está en tu propio alrededor. Observa y reflexiona sobre los sucesos que se dan en tu mundo cotidiano y busca entenderlos para poder dar verosimilitud a tus historias. Lo que hará que tu obra tenga alma no será su capacidad para sorprender, ni el hecho de que pongas muchos sucesos extraordinarios en ella. Lo que marcará la diferencia será que el autor sea capaz de creérsela. Para resultar creíble, no queda otra que nutrirla de detalles que comprendes perfectamente y que tengan vida. Hay miles de lugares en los que encontrar ideas, pero dale a esas ideas un poco de tus experiencias para evitar caer en historias planas y sin emociones realistas.
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