Me interesan
especialmente las historias contadas por quien las vivió. Un libro sobre
las costumbres del Antiguo Egipto escrito por el mayor experto del
siglo XXI sobre el tema puede ser interesante, pero siempre le faltará
un toque de autenticidad. No es como si lo hubiese dictado Ramses II a
su escriba mientras acariciaba a su gato.
El texto de Viktor Frankl es único en su categoría, porque cuenta su experiencia como preso judío en campos de concentración nazis desde la más difícil de las perspectivas cuando eres protagonista: La profesional. No busca, y así lo dice desde el principio, narrar hechos históricos que se pueden encontrar en muchas otras obras, sino que habla desde su perspectiva de psiquiatra de todos los procesos mentales por los que tanto él como sus compañeros de campo pasaron durante años.
Una cosa que sorprende es la visión tan poco revanchista del relato. Podría hacerlo y todo el mundo lo entendería, pero no crea santos absolutos por un lado ni demonios indiscutibles por el otro, sino que humaniza cada acción individual y la explica desde una perspectiva académica. Da por hecho que cualquier persona con un mínimo de conocimiento sabe quien estaba en el bando de los opresores y quien estaba en el bando de los oprimidos y nos habla de personas en lugar de hablar de tópicos. Lo único que busca es lo que establece en su título, el sentido, aunque evidentemente las barbaridades por las que le hicieron pasar no tenían ningún sentido justificable.
Creo que es imposible permanecer indiferente leyendo este libro, lo que se cuenta no lo permite. No solo es una historia, sino también una filosofía. Para Frankl buscar el sentido de la propia vida debe ser un objetivo indispensable de la existencia y cuenta cómo esa búsqueda le ayudó a pasar por una época tan inhumana como la que narra en esta especie de biografía psicológica. Le plantea al lector la pregunta clave: “¿qué existe en tu vida que solo tú puedes hacer?” y deja en su cabeza el eco de todo lo que acaba de contar, para que quede claro que es posible encontrar esa respuesta incluso en el peor de los momentos.
El texto de Viktor Frankl es único en su categoría, porque cuenta su experiencia como preso judío en campos de concentración nazis desde la más difícil de las perspectivas cuando eres protagonista: La profesional. No busca, y así lo dice desde el principio, narrar hechos históricos que se pueden encontrar en muchas otras obras, sino que habla desde su perspectiva de psiquiatra de todos los procesos mentales por los que tanto él como sus compañeros de campo pasaron durante años.
Una cosa que sorprende es la visión tan poco revanchista del relato. Podría hacerlo y todo el mundo lo entendería, pero no crea santos absolutos por un lado ni demonios indiscutibles por el otro, sino que humaniza cada acción individual y la explica desde una perspectiva académica. Da por hecho que cualquier persona con un mínimo de conocimiento sabe quien estaba en el bando de los opresores y quien estaba en el bando de los oprimidos y nos habla de personas en lugar de hablar de tópicos. Lo único que busca es lo que establece en su título, el sentido, aunque evidentemente las barbaridades por las que le hicieron pasar no tenían ningún sentido justificable.
Creo que es imposible permanecer indiferente leyendo este libro, lo que se cuenta no lo permite. No solo es una historia, sino también una filosofía. Para Frankl buscar el sentido de la propia vida debe ser un objetivo indispensable de la existencia y cuenta cómo esa búsqueda le ayudó a pasar por una época tan inhumana como la que narra en esta especie de biografía psicológica. Le plantea al lector la pregunta clave: “¿qué existe en tu vida que solo tú puedes hacer?” y deja en su cabeza el eco de todo lo que acaba de contar, para que quede claro que es posible encontrar esa respuesta incluso en el peor de los momentos.
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