Mitch Albom - Martes con mi viejo profesor

 
Leí en algún sitio que este era el libro de memorias más vendido de la historia de EEUU y me sorprendió, pues no me sonaba de nada. Mis conocimientos sobre best sellers contemporáneos no son muy extensos pero, si algo es lo más vendido de la historia, por un lado o por otro suele acabar llegando a tus oídos, incluso cuando es de algo que no tienes muy controlado. Aunque ahora que lo pienso, creo que tampoco llegó a mis oídos el disco de góspel más vendido de la historia de Vietnam o la desbrozadora eléctrica más vendida de la historia de Camerún, así que supongo que no es tan raro.

La sinopsis me pareció interesante, es una historia real sobre el reencuentro del autor con Morrie Schwartz, su profesor favorito de la carrera, con quien había tenido una relación muy cercana durante sus años de universidad. Una de esas relaciones tan de película americana en la que profesor y alumno charlan sobre la vida y se interesan el uno por el otro que siempre me resultaron curiosas, porque lo que yo conocí de las interacciones profesor-alumno en la universidad real no iba mucho más allá del “escucha y calla” por una parte y el “apruébame por la ley del mínimo esfuerzo” por la otra. Pero parece ser que estos dos hasta se saludaban con una sonrisa por la calle si se cruzaban fuera de clase, lo nunca visto.

La cuestión es que, tras graduarse, el autor no habla con su profesor durante muchos años, hasta que un día lo ve en un programa de televisión y se entera de que le han diagnosticado una grave enfermedad que le deja solo unos meses de vida por delante. En ese momento decide visitarlo de inmediato y retoman la relación, reuniéndose cada martes para recuperar el tiempo perdido y filosofar sobre el sentido de la vida. El profesor muestra una entereza y paz con el mundo digna de admirar y parece una persona entrañable, pero mi sensación es que el autor se obsesionó por escribir un libro de autoayuda en lugar de un libro real sobre todo lo que vivieron y hablaron. Tuvo la suerte de encontrarse con un hombre sabio y con enorme capacidad para transmitir, pero la ejecución de la idea se quedó en un producto hecho para vender e inspirar frases en tazas de desayuno.

Rubén Pedreira

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