María Oruña - Un lugar a donde ir

 

Hablé hace unos días del primer libro de esta saga, Puerto Escondido, y me enganchó tanto que no pude evitar leer el segundo. Intenté evitarlo, porque me gusta alternar entre historias de estilos diferentes, pero estos libros te cogen por las solapas y te obligan a cambiar de planes con mirada intimidante y chasqueando la lengua reiteradamente mientras niegan con la cabeza.

Esta segunda parte la encontré menos natural que la anterior. Puerto escondido es un libro en el que todo fluye de manera perfecta y con un ritmo que nunca se traba, pero aquí sí que tuve en varias ocasiones la sensación que la autora quería introducir temas y reflexiones sacrificando la acción y generar debate alrededor de algunas problemáticas o ideas que van surgiendo en la historia. Sigue siendo un libro bien escrito y con una capacidad sorprendente para enganchar, pero le pesa la comparación con el anterior, porque el anterior es buenísimo y este simplemente bueno.

Un crimen acontecido entorno a un congreso de espeleología crea una trama de investigación policial que esta vez se centra en los parajes naturales de Cantabria, sus cuevas y su patrimonio. En las novelas de María Oruña siempre se encuentra una gran labor de documentación para acercar a la realidad los lugares en los que se ambienta que es muy interesante, está bien que todo se dé en sitios que existen en la realidad y poder ir a Google a ver las ficcionadas escenas del crimen.

En esta novela se puede imaginar desde muy pronto quien será uno de los implicados en el asunto, es más predecible que la anterior, pero sigue provocando la necesidad de leer, incluso más allá de sus páginas. Al acabarlo intenté evitar, de nuevo, leer el siguiente. Pero adivinad quien está terminando ya la tercera parte de la saga…

Rubén Pedreira

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