Xavier
Aldekoa nos lleva de viaje por un río que desde siempre se asocia a
Egipto pero que moja más países. Desde su visión de periodista
especializado en África, cuenta su viaje de 2016 por algunos de ellos
(Uganda, Sudán del Sur, Etiopía, Sudán y Egipto) introduciendo el
contexto general de cada uno y con numerosas paradas en el camino para
hablar con las gentes aleatorias que se encuentra. Esas conversaciones
son frecuentes y expuestas sin filtros.
Es un viaje que poco
tiene que ver con el turismo, Aldekoa no se paró a comprar souvenirs ni
publicó stories de Instagram (o quizás sí, pero no quiso contarlo). Lo
que leemos es el Nilo cotidiano, con las peleas de su gente para vivir
y, sobre todo, las peleas de su gente para ser libres. Los conflictos
geopolíticos y las dictaduras represoras se sucedieron a lo largo de la
historia contemporánea en estos lugares donde todo el planeta aprovecha
la impunidad para mercadear con sus propios intereses a costa de la
existencia ajena.
Cuando compré el libro lo hice pensando en leer
una buena crónica sobre el Egipto actual, un lugar que siempre llama la
atención, pero es el país por el que más de puntillas pasa. Al acabar
pensé que está bien que así sea, porque hay otros países ahí fuera que,
sin tener ese magnetismo que otorga la historia egipcia, tienen también
una realidad que debe ser contada y conocida.
La simple idea de
privar a un pueblo de la libertad de construir su propia historia sin
intereses ajenos aupando a dictadores trastornados por ser útiles o
apoyando a grupos armados para derrocar democracias que no interesan es
desastrosa. No sé si podremos erradicar esto algún día, pero sí podemos
leer las historias de los lugares en los que este tipo de prácticas se
llevan al extremo y entender lo que es vivir en la incapacidad para ser
lo que eres. La libertad del ciudadano medio seguramente no es completa
en ningún lugar, pero entender lo que ocurre allí donde esa libertad se
coarta con menos pudor que en otros sitios ayuda a entender mejor un
mundo del que cada vez tenemos mayor acceso a información y menos
capacidad para utilizarla sin ser influenciados por el ruido.
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