El pragmatismo con el que Franz Kafka se tomó la llegada de la Primera Guerra Mundial

Franz Kafka en un retrato de juventud

 

El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria el 28 de junio de 1914 fue la gota que colmó un vaso que al desbordarse dio comienzo a la Primera Guerra Mundial. El autor de su muerte fue el nacionalista bosnio Gavrilo Princip, de una organización (Joven Bosnia) que buscaba liberar su tierra de la dominación ejercida por el Imperio Austro-Húngaro y anexionarse a Serbia para formar el estado yugoslavo.

La dramática historia que sobrevino después es conocida por todos. Un compendio de crisis diplomáticas entre las principales potencias europeas crearon un contexto político insostenible que acabó con una declaración de guerra entre Austria-Hungría y Serbia, movilizando en cadena a otros países con acuerdos de protección con ambos bandos beligerantes. El día 31 de julio Rusia (aliado serbio) se movilizó para ejercer presión sobre Alemania (aliado austrohúngaro) y se vivieron días de tensión en los que el país germano instó al gobierno ruso de manera ineficaz a cesar las acciones contra su país. Debido a la total falta de entendimiento, el 1 de agosto Alemania acabó declarando la guerra a Rusia como parte de un conflicto que duró 4 años y dejó incontables muertos en Europa.

La población civil, por supuesto, asistía con pánico a aquellos primeros días de un conflicto que tenía potencial para arrasar sus vidas sin compasión. No obstante, sorprende ver la anotación del diario de Franz Kafka del día 2 de agosto de 1914 resumiendo su jornada de la siguiente manera:

    Alemania ha declarado la guerra a Russia. Por la tarde fui a nadar

Estas palabras, por supuesto, no se pueden tomar como una muestra de absoluta indiferencia. Es obvio que el escritor checo sí daba relevancia al suceso, pues lo escribió en su diario personal, pero es un ejemplo perfecto de que, incluso en los momentos más complicados, la vida sigue.

Rubén Pedreira

No hay comentarios:

Publicar un comentario