Eduardo Mendoza - La verdad sobre el caso Savolta

 

Más que una lectura, esto fue un intento de reconciliación. Leí La verdad sobre el caso Savolta como lectura obligatoria en el instituto y aquella vez odié el libro, recuerdo perderme en la historia porque no me apetecía esforzarme por seguirla. Siempre que me obligaron a leer por motivos académicos lo hice deseando acabar cuanto antes y esta historia se cuenta de una forma que se necesita asimilar con calma. Aquel adolescente terminó el libro con muchas lagunas sobre lo narrado, aburrido de los saltos temporales y del particular estilo narrativo. Pero hace unos días me lo crucé en la estantería y decidí que merecía otra oportunidad. No podía ser tan malo.

Lo cierto es que esto es un caramelo para cualquier comisión coordinadora de la Selectividad, con los variados politiqueos y conflictos de la época que aparecen aquí complementando el libro de la asignatura de Historia. Ambientado en la segunda década del siglo XX, narra una turbia serie de sucesos alrededor de una fábrica armamentística catalana, mediante un narrador algo pardillo e inocentón que se vio envuelto sin querer en un mundo de corruptelas, asesinatos y juegos de poder tras convertirse en títere de uno de los hombres fuertes de la fábrica.

La forma de contar todo, como dije, es curiosa y bastante moderna para un libro escrito en la España de los años 70. No hay continuidad, se alternan extractos de periódicos y declaraciones del protagonista ante un juez con trozos de recuerdos sucedidos en los tiempos de los hechos, no necesariamente con coherencia temporal. Todo eso exige atención, pero está intercalado de manera hábil para sentir cierto desconcierto sin llegar a perder el hilo salvo que tengas 16 años y solo te interese quitarte un examen de encima.

Al leer, el contexto hace mucho. La misma persona se reencuentra unos cuantos años después con la misma historia (incluso con el mismo ejemplar, ya un poco amarilleado por la incómoda lejanía de la adolescencia) y la impresión es muy diferente porque las cosas también son muy diferentes. La reconciliación funcionó, y las dos estrellas que tenía en mi perfil de Goodreads se convirtieron esta vez en cuatro. Me gusta que los planes salgan bien.

Rubén Pedreira

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