James M. Cain - El cartero siempre llama dos veces

 

El título de este libro me cabreó un poco. No solo genera falsas expectativas, ya que en toda la novela no aparece ni un solo cartero, sino que está terriblemente obsoleto. En estos tiempos el cartero llama una vez como mucho, y si a los dos segundos no te dio tiempo a abrir te llega un SMS diciendo que no se pudo entregar el paquete y que vayas a la central a recogerlo si quieres.

A falta de carteros, lo que sí tenemos aquí es un vagabundo llamado Frank que un día cualquiera entra a comer a un restaurante de carretera en mitad de la nada. Allí se encuentra de camarera a Cora, una mujer casada con un griego que da pena verlo de lo gordo, feo y viejo que está. Cora, que es mucho más joven que su marido y tiene su público, está bastante asqueada de su vida conyugal y el detalle no pasa desapercibido para Frank, que se las sabe todas y saca toda la artillería para aprovechar la situación y darse una alegría.

Frank le pilla el gusto al local y lía al griego, que es el dueño, para que le permita trabajar allí. Con Cora totalmente conquistada y dispuesta a hacer cualquier locura por semejante gentleman, Frank comenta que matar al marido haciendo que parezca un accidente para que ella herede su local y su dinero es un plan bastante interesante. Cora es de esas personas que cuando se enamora de un vagabundo que acaba de conocer da todo lo que tiene en su corazón, así que ni se lo piensa y dice que sí, que le cunde.

Las cosas, no obstante, no van según lo esperado. El plan inicial de pegarle al pobre hombre un castañazo en el baño y decir que se resbaló en la ducha termina siendo un fracaso estrepitoso, aunque en el intento el viejo se lleva un golpe considerable que le deja la memoria tocada y cuando vuelve en sí no se acuerda del descarado intento de homicidio. Teniendo otro intento gratis gracias a esa amnesia, los otros dos no se van a dar por vencidos tan fácilmente y no pretenden parar hasta conseguir lo que quieren.

Por otro lado, esa ‘Edición Especial’ que aparece en la portada me hacía esperar grandes sorpresas, pero es un libro normal. No tiene coloreables, ni fotos en HD ni entrevistas con carteros sobre cuantas veces les gusta llamar.

Rubén Pedreira

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