George Orwell - Rebelión en la granja

 


Es increíble la cantidad de clásicos teóricamente indispensables que tengo pendientes. Me refiero a clásicos de los de verdad, de esos que hasta quienes no los leyeron te miran mal si no los conoces. Esos libros que todo el mundo asegura en reuniones sociales haber leído reiteradamente, cogiendo el móvil instantes después para buscar la sinopsis en Google por si acaso en algún momento se ven obligados a dar pruebas de que se recorrieron la obra de prólogo a epílogo.

Esta es una de esas obras míticas y no la había leído nunca hasta ahora, por lo general me apetece más dar oportunidades a libros que no son de los que hay que leer al menos una vez. Porque la propia vida te hace saber qué pasa en Romeo y Julieta o Moby Dick, el simple acto de vivir en sociedad te hace spoiler. Y qué queréis que os diga, a mi leer un libro que sé cómo acaba me genera en un principio menor pasión que uno que empiezo sin tener ni idea de si todos mueren o de si se caza a la ballena. Leo libros de estos a veces, sí, y suele valer la pena, pero prefiero aquellos que están por debajo de los límites de lo indispensable en mayor o menor grado. La calma con la que se disfruta una historia sin estar preguntándote en todo momento cuándo llegará la página en la que pasa lo que sabes que va a pasar es bastante agradable.

Seguramente ya se dijo todo lo posible sobre Rebelión en la granja, poco puedo añadir. Tenía ganas de leerlo porque vivimos en tiempos muy orwellianos, aunque creo que los tiempos siempre fueron así. Con unos muchos siendo víctimas de la condición humana y unos pocos disfrutando de aprovecharse de la condición humana. Es posible que la intención de este libro sea la sátira fabulada del modelo colectivista soviético, pero tal y como lo veo yo no deja de ser sobre todo otra forma que tuvo Orwell de contar una vez más lo cansado que estaba de gilipolleces y lo que le tocaba las narices que la deriva de las masas fuera tan predecible. Y entre párrafo y párrafo no queda otra cosa que asentir y pensar que sí, que los humanos tenemos propensión a convertir distopías en realidades, porque el mundo nos hizo así.

Rubén Pedreira

No hay comentarios:

Publicar un comentario