Cuando me
crucé con esta obra me pareció interesante. Hoy es un tema casi tabú que
un científico hable de ideas no explicables mediante ecuaciones, pero
la historia dice que todo el mundo es producto de su tiempo y que las
búsquedas internas son compatibles con el desarrollo científico de
máximo nivel. El libro resume, objetivamente y sin florituras, la
creencias más allá de sus cálculos de los genios más creyentes como
Newton, los de ideas teológicas más indie como Einstein y los ateos
convencidos como Hawking. Y hay una constante: La mayoría de los grandes
físicos no contemporáneos dedicaron una parte importante de su tiempo a
la metafísica de la existencia.
Quizás hoy vivimos en una época más condicionada a no mirar dentro de uno mismo, a que las respuestas nos vengan dadas por convenio y a preocuparnos solo de lo que vemos. Y en lo que atañe a la ciencia es correcto ceñirse al convenio global, pero la metafísica corresponde individualmente a cada uno. Si la humanidad lleva preguntándose desde el inicio de los tiempos el sentido de su existencia seguramente sea un instinto inseparable de nosotros, aunque encontrar una respuesta real a esa cuestión sea imposible.
No concibo la ciencia sin la pregunta sobre qué habrá más allá de ella. No me parece ni siquiera una actitud natural quedar satisfecho limitándose a aquello que dice la teoría matemática y el modelo, lo normal es la frustración por no poder saber más. En cómo se encara aquello que no podemos responder está buena parte de lo que somos y es cierto que únicamente la ciencia da respuestas fiables, pero no responde a todas las preguntas que se puede hacer una persona a lo largo de su vida. No sé dónde se deben buscar esas respuestas, seguramente en ningún sitio, pero nadie puede vivir ajeno a ellas.
La metafísica no es científica y encontrar una compatible con el conocimiento de este tiempo es complicado. Pero su búsqueda es un impulso humano al que el contexto social no debería hacer renunciar... ¿O somos capaces de vivir ajenos a preguntarnos qué hacemos aquí?
Quizás hoy vivimos en una época más condicionada a no mirar dentro de uno mismo, a que las respuestas nos vengan dadas por convenio y a preocuparnos solo de lo que vemos. Y en lo que atañe a la ciencia es correcto ceñirse al convenio global, pero la metafísica corresponde individualmente a cada uno. Si la humanidad lleva preguntándose desde el inicio de los tiempos el sentido de su existencia seguramente sea un instinto inseparable de nosotros, aunque encontrar una respuesta real a esa cuestión sea imposible.
No concibo la ciencia sin la pregunta sobre qué habrá más allá de ella. No me parece ni siquiera una actitud natural quedar satisfecho limitándose a aquello que dice la teoría matemática y el modelo, lo normal es la frustración por no poder saber más. En cómo se encara aquello que no podemos responder está buena parte de lo que somos y es cierto que únicamente la ciencia da respuestas fiables, pero no responde a todas las preguntas que se puede hacer una persona a lo largo de su vida. No sé dónde se deben buscar esas respuestas, seguramente en ningún sitio, pero nadie puede vivir ajeno a ellas.
La metafísica no es científica y encontrar una compatible con el conocimiento de este tiempo es complicado. Pero su búsqueda es un impulso humano al que el contexto social no debería hacer renunciar... ¿O somos capaces de vivir ajenos a preguntarnos qué hacemos aquí?
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