“Imaginemos a
una mujer que al volver a casa sorprende a su marido inspeccionando con
un palito su propia mierda”. Esta es la primera frase de este libro,
que hace presagiar que se vienen cosas admirables. Y no es difícil
imaginar lo que propone ese fuerte inicio de la novela, al fin y al cabo
es un suceso muy común, pero para la mujer resulta inevitable internar
al esposo en un psiquiátrico al entender que su actitud no es del todo
razonable.
Cuando, después de dejar al pobre hombre encerrado en
el hospital, vuelve a casa en tren, se encuentra con uno de los mayores
riesgos que encierra el transporte público: El pasajero de al lado tiene
ganas de cháchara. La chapa que le da es de proporciones bíblicas, pero
la protagonista escucha con agrado. Resulta que ese hombre es
psiquiatra en el centro en el que acaba de dejar a su marido, la vio por
allí y le pregunta si le apetece que le cuente sus experiencias.
A
partir de este momento, el tipo se monta un monólogo espectacular. Le
habla de un caso curiosísimo de un esquizofrénico que le montó un lío
terrible que según vamos conociendo parece tan increíble que hasta te lo
crees. La forma narrativa es poco común, cambia de narrador y de
protagonista cada dos por tres y hay momentos en los que un personaje
está contando una historia dentro de la historia que cuenta otro
personaje sobre un tercer personaje. La locura está por todas partes
aquí.
Un libro surrealista en el buen sentido, que enseña a no
confiar en lo que se lee porque tiene trampas y delirios por todos
lados, aunque todo va cobrando sentido con el paso del tiempo en una
sucesión de giros de guión muy bien montados. Es una especie de monólogo
de Raúl Cimas novelado. No hace tanta gracia como Raúl Cimas, porque
eso no está al alcance de nadie, pero sí que hace gracia. Una historia
muy peculiar, en forma y en fondo, de esas que te encantan o las odias.
Quizás peor rematada de lo que se merece el resto de la historia, pero
lo importante aquí es el viaje que crea por caminos de humor negro,
escatologías varias y sorpresas tan inimaginables como naturales en el
contexto que genera el autor.
VALORACIÓN:
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