Guía para la vida del escritor confuso (10): Evita ser invasivo o agresivo promocionando tu obra


"¡¡Hazme caso, que acabo de publicar una novela!!"

 

Te felicito, tu libro es una realidad que ya está a la venta y ahora viene lo más complicado. Más complicado que escribirlo, más complicado que corregirlo, más complicado que elegir título e incluso más complicado que publicarlo. Me refiero, por supuesto, al gran reto de que a alguien le interese lo que hiciste para algo más que calzar una mesa que cojea. 

La promoción es un trabajo sin final, algo que harás siempre desde el mismo momento que salga a la venta tu obra. No obstante, hay formas y formas de hacerlo. Elijas la forma que elijas de promocionar tu libro, solo hay una que te recomendaría evitar: La publicidad invasiva. De hecho, me quedo corto recomendándote evitarla. Si estás siguiendo los consejos de esta guía, permíteme el lujo de decirte que no te recomiendo evitarla, sino que te prohíbo usarla. Tendremos una irreconciliable enemistad si algún día me dices: "Seguí tus consejos, pero justo ignoré el que diste cuando hablaste de evitar la promoción invasiva", así que ten mucho cuidado. Me refiero a algo que es puro sentido común, a la gente le repugna la publicidad no solicitada. No te conviertas el el típico ególatra que se ve con derecho a entrar en la privacidad de la gente para, literalmente, hablar de su libro. 

En algún artículo que vendrá más adelante hablaré de cómo creo que hay que encarar la promoción pública de tu obra, pero aquí me referiré sobre todo a la publicidad orientada a la interacción privada entre dos personas o un grupo reducido de personas. Si usas tus redes sociales orientadas a entornos literarios, seguro que te encontraste alguna vez un mensaje privado de un completo desconocido que empieza a contarte la biblia en verso para intentar llamar tu atención sobre su libro. Suelen ser mensajes genéricos, reenviados a todo el mundo que se encuentran por delante y que sin siquiera saludar sueltan una retahíla digna de vendedor de aspiradoras que nunca nadie llega a leerse. Evita ese tipo de estrategias, porque no solo no consigues el interés de la gente por tu obra, sino que generas rechazo hacia ella por entrar sin ser llamado en el territorio privado de la gente. Respeta a la gente si quieres que la gente respete tu trabajo.

También existe otra variante a evitar por el pésimo ratio interés/rechazo que genera. Si interactúas con gente del mundo literario es posible que estés en algunos grupos de escritores, ya sea en Whatsapp, Facebook o Tuenti si eres sorprendentemente nostálgico. Entre todos los escritores presentes, siempre suele haber alguien que utiliza el grupo para publicitar todos sus eventos, sus publicaciones y sus milagros. No diré que en algunos grupos no sea lícito intercambiar eventos, pero por lo general, el lugar en el que quieres que estén tus eventos no son lugares en los que la gente está por ser escritor, sino por ser lector. Si los demás no hacen spam, no lo hagas tú. Principalmente porque difícilmente encontrarás ahí a tus lectores potenciales, pero también porque la gente pensará que a qué viene poner en un grupo tu propaganda cuando nadie más está ahí creyéndose la estrella a la que tienen que apuntar los focos.

Ten mucho tino en la promoción de la obra, y busca la manera que más se te adapte para hacerlo evitando siempre caer en prácticas agresivas, invasivas y que generan rechazo. Primero por respeto y segundo por tu propio bien. Por muy buena que sea tu novela, si consigues que la gente a la que llega le tenga manía de primeras no conseguirás nada. 

AXIOMA 10:

La promoción es un momento complicado y delicado como escritor. No busques atajos que resulten agresivos para el receptor del mensaje, porque no se suele ganar nada pero se puede perder credibilidad y respeto. Evita enviar mensajes privados no solicitados a la gente hablándoles de tu libro, porque nadie quiere recibir ese tipo de propaganda intrusiva. Piensa en las técnicas que te generan rechazo a ti cuando un comercial de cualquier empresa telefónica intenta venderte algo y ten la empatía de ser consecuente cuando buscas dar a conocer tu obra. No te conviertas en un pesado repelente hablando de tu libro, o tu libro se convertirá en repelente contigo.

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Rubén Pedreira

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