Vista general del altar mayor de la catedral

Tras un trayecto de menos de 50 kilómetros hacia el norte de Bogotá se puede encontrar un lugar único en el mundo: una catedral a 180 metros bajo tierra surgida en los túneles de una gran mina de sal en el Cerro del Zipa. 

La historia de la mina de Zipaquirá se remonta a tiempos remotos. Los indígenas Muiscas ya explotaban el yacimiento en el siglo V a.C. y lograron una gran prosperidad convirtiendo la sal en un importante bien de intercambio con otros pueblos. La explotación minera al estilo tradicional de la zona continuó hasta principios del siglo XIX, cuando la llegada de la influencia europea comenzó a cambiar la forma de extraer los depósitos salinos.

Cúpula de la catedral de sal

El monumento religioso situado en este emplazamiento, no obstante, empezó a tomar forma en tiempos más recientes. El trabajo de los mineros siempre conllevó unas condiciones realmente duras, y por ello existía entre ellos una fuerte tradición de ofrecer sus plegarias antes de comenzar su jornada.  Los trabajadores fueron creando, con el paso del tiempo , pequeños santuarios improvisados para orar por su protección durante su actividad laboral. A principios del siglo XX, viendo esta tendencia, surgió la idea de construir una capilla en la mina.

En 1950, se inició finalmente el proyecto de construcción  de una estructura religiosa subterránea, en el segundo nivel de la mina, que acabó con la inauguración en 1954 de la catedral de sal primigenia. Estaba dedicada a la Virgen del Rosario de Guasá, considerada patrona de la mina. Sin embargo, debido al declive de su estructura y el hecho de encontrarse en una mina activa cuya actividad comprometía su integridad, esta catedral original se clausuró en 1992.

Vista cercana de la nave principal, donde se ve en primer plano el medallón que reproduce la creación de Adán y al fondo la cruz tallada en sal que preside el altar

Debido a la relevancia de este templo, en 1991 se decidió construir uno nuevo que lo sustituyese. Las obras comenzaron ya en 2001, unos 60 metros por debajo de la catedral original, y en 1995 pudo inaugurarse. .Esta catedral nueva está a casi 200 metros de profundidad, en el tercer piso de los cuatro que tiene esta gigantesca mina de varias decenas de kilómetros de túneles y cámaras. A día de hoy, además de un lugar de trabajo, es también un lugar turístico para visitantes interesados en recorrer las estancias de este templo religioso único en el mundo. 

A pesar de su nombre, no es considerada oficialmente como una catedral dentro del cristianismo, ya que carece de obispo. Tampoco celebra bautismos ni bodas, aunque sí misas. 

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