Creo que
transmitir una buena cultura musical a tus hijos no tiene nada que ver
con hacer que rajen del reguetón, como si fuera delictivo, ni con
conseguir que escuchen rock progresivo con ochenta y cuatro instrumentos
sobre el escenario y canciones eternas sobre la fugacidad de la vida.
Pienso que la cosa va más bien de estimularlos a que quieran
experimentar con todos los sonidos al alcance de su mano y quedarse con
los que les generen lo que necesitan.
La música tiene una
componente social y otra individual. Fortalecer la componente individual
sin que por ello nadie se crea que es un sacrilegio que se le mueva
sola la cadera cuando sale el nuevo tema de Bad Bunny es la clave para
una dieta musical sana, porque la música comercial también es necesaria
para disfrutarla en su ámbito. Puede verse como un kebab, nunca puede
ser la base de tu alimentación pero de vez en cuando aporta mucha
felicidad a la vida engullir uno a las cinco de la mañana, con los
amigos y engrasándote la camisa, tras una noche de alta exigencia física
en los pubs más selectos de la ciudad.
Lo que sí veo como una
negligencia es renunciar a buscar otro tipo de sonidos para los momentos
que nos pertenecen solo a nosotros. Y esa búsqueda tiene un componente
casi exclusivo de experimentación propia, de no quedarte con lo que sale
de la radio ni con lo que sale de la boca de tu entorno lleno de
individuos que, por muy buena gente que sean, no son tú.
La vida
tiene muchos momentos, y en cada uno vas a necesitar cosas muy
particulares y muy tuyas, por lo que tener una compañía musical acorde a
ellas va a depender de lo que se trabaje esa individualidad. La clave
para la independencia musical está en encontrar el equilibrio entre esa
música que escucha tu entorno y la música que es solo tuya. Pensar que
tus hijos escuchan buena música porque escuchan lo que te gusta a ti
tiene tanta lógica como pensar que son guapos porque se parecen a ti. Si
tuvieran libertad para deshacer el estropicio que heredaron de tus
genes seguro que elegirían parecerse más a Henry Cavill o Margot Robbie,
así que dales al menos la capacidad para ser libres en lo que tiene
remedio.
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