David Lynch, Kristine McKenna - Espacio para soñar

 


Mi principal proyecto literario de 2025 no se basó en escribir, sino en leer esto. No me refiero a la lectura en sí (que también, porque son 700 páginas), sino a todo lo que conllevó. Porque cuando empecé este libro, que es a la vez tanto una biografía como unas memorias, tenía claro que lo iba a ir leyendo mientras veía de nuevo toda la filmografía de Lynch.

David Lynch no sabía hacer nada como el resto de los mortales, así que el libro en el que se cuenta su vida entera tampoco es normal. Hay gente que cree que no sabe escribir bien y le cuenta sus experiencias a otro para que le escriba una biografía y hay gente que sabe (o cree que sabe) escribir y se escribe sus propias memorias. En el caso de Lynch, como comenté antes, decidió que por qué no mezclar ambas cosas.

Cada capítulo del libro trata una época de la vida del director. Muchos de esas épocas se marcan a partir de la obra que estaba grabando en ese momento, por eso era muy relevante ir viendo cada película según se llegaba al punto en el que se hablaba de ella, pues el libro añade contexto, comentarios y anécdotas que hacen que la experiencia de lectura sea mucho mejor si el argumento está fresco en la memoria.

Lo curioso de los capítulos es que tienen dos partes. En la primera, la periodista Kristine McKenna cuenta de manera muy profesional el contenido biográfico correspondiente, con una cantidad ingente de comentarios y anécdotas extraídos de conversaciones con cientos de personas del entorno del director. Después de esto, se abre una sección en la que es Lynch quien empieza a hablar sobre los tiempos narrados y a comentar lo que se leyó en la parte de McKenna. Y en ningún momento se hace repetitivo aunque vuelva a repasar la misma época, porque lo hace con su capacidad innata para llevarte a un munudo distinto.

El libro es espectacular, tanto para alguien que algún día construirá una catedral dedicada a Lynch como yo como para alguien que simplemente le gusta su trabajo. Y creo que no estoy siendo subjetivo si pienso que incluso a alguien a quien no le gusta lo disfrutaría, pero reconozco que leerse casi mil páginas sobre alguien que no te apasiona no es habitual.

 VALORACIÓN:


Rubén Pedreira

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