Eva Gª Sáenz de Urturi - Los ritos del agua

La segunda parte de la Trilogía de la ciudad blanca empieza con el hallazgo de una persona en mitad del monte cuyo cuerpo da preocupantes señales de carencia de vida. Esas señales son, esencialmente, que está atada por los pies a un árbol y colgando boca abajo con la cabeza metida en un caldero de la Edad del Bronce. A esto, ya de por sí preocupante, se le suma el hecho de que no respira, que tiene un color de piel que no es el que suele tener la gente en su vida diaria y que no responde a las preguntas, por lo que los expertos deciden que esa persona está probablemente muerta.

Una vez se acepta la idea de que ese cadáver se creó allí a mala idea, descubrimos que no es una muerte cualquiera, sino la de la primera novia de Unai López de Ayala, el intrépido policía que protagoniza la trilogía. Unai, con esa típica sensación incómoda de cuando tu primera pareja aparece con la cabeza metida en un caldero de relevancia etnográfica, se promete aclarar qué pasó allí. Es por ello que se deja convencer de que tiene que volver a ejercer su trabajo policial a pesar de que, por cuestiones que sabrán quienes hayan leído el tomo anterior, no anda muy católico para la labor investigadora.

A lo largo de la novela se nos intercala el presente, en el cuál Unai va descubriendo que la disposición del cuerpo de su antigua novia se corresponde con un antiquísimo ritual de muerte propio de la cultura celta, con fragmentos de un pasado remoto en el cuál se conocieron Unai y esa mujer que no había visto en años. Aquel primer encuentro había sucedido más de 20 años antes, en un campamento de voluntariado para adolescentes en Cantabria destinado a ayudar en una ubicación arqueológica. Unai acudió allí con su grupo de amigos y la por aquel entonces desconocida chica generó en la cuadrilla un impacto de proporciones mitológicas con su excéntrica personalidad. Durante toda la novela se deja entrever que en aquel verano adolescente ocurrieron cosas gravísimas, que marcaron a los protagonistas para siempre y que volverán ahora para aportar misterio a la trama.

Un libro entretenido, aunque algún peldaño por debajo del que inicia la saga.

Rubén Pedreira

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