Este libro supuso el debut literario de su autor. En mi gusto por los thrillers policíacos ambientados en España, decidí que el argumento me parecía atractivo y me puse a darle una oportunidad a esta historia alrededor de una misteriosa muerte que nos lleva a una oscura trama alrededor de una famosa secta religiosa sevillana.
La novela introduce a Ariel Bloom, protagonista de la trilogía que empieza con esta novela y que es todo un ejemplo de precocidad. A sus 21 años, consiguió la mejor nota en las pruebas de acceso a la Policía Nacional y es nueva inspectora en el cuerpo. Todo ocurre de manera bastante precipitada, le comunican su aprobado y solo unas horas después tiene que estar ya cruzándose España para participar en su primer caso, que en principio parece ser un asunto bastante mundano y en teoría solo va para acompañar a los investigadores y aprender sobre el terreno cómo se hacen las cosas en su nuevo puesto.
El tema es que al final la cosa no es para nada mundana, sino que resulta que lo que tiene que investigar es el asesinato de nada más y nada menos que un Papa. No un Papa de Roma, sino de la secta anteriormente mencionada, pero el título eclesiástico impone igualmente. Porque aunque es una congregación aparentemente local, sus hilos e influencias son fuertes y saben cómo dejar claro a investigadores y gente molesta en general que es mejor no verse envueltos en ningún tema incómodo con ellos. El total hermetismo que muestran dentro de su microsociedad, en la que apenas es posible el contacto con el mundo exterior, parece un escollo importante para la investigación.
De algún modo, Ariel deja de ser una simple observadora y agente de apoyo con el paso de las páginas. Si al principio se vendía el asunto como que poco más que iba a ver cómo otro agente cubría papeleos y tomaba cafés, al final no solo acaba teniendo delante un caso mucho más peligroso, sino que termina estando al frente de toda la investigación. Eso sí, llama la atención que pronto la ven como una policía espectacular a pesar de que tiene actitudes que parecen más bien propias de una adolescente que de una profesional intachable. Es valiente para ir a donde está la chicha de la investigación, sí, pero también tan inconsciente como para recibir documentos de máximo secreto que ponen en riesgo su vida y guardarlos durante días en su cuarto de hotel sin llevarlos inmediatamente a la comisaría para ponerlos a buen recaudo. O para escapar de unos encapuchados que la persiguen en coche, tiroteo incluido, y acabar, poco después de darles esquinazo, teniendo una emotiva escena romántica con su novia sin pararse a pensar que entra muy dentro de lo posible que les puedan volver a encontrar de manera bastante sencilla si se quedan a mirar las estrellas a las afueras de la ciudad metidas en un coche lleno de disparos y abolladuras y que además es de un modelo prácticamente único en España.
Tiene puntos flacos que afectan a su credibilidad, es cierto, pero por otro lado también hay que reconocer que trabaja bien el ritmo narrativo y que sabe enganchar al misterio. La pura trama está bien, lo que en mi opinión falla es más bien lo que ocurre en el desarrollo socio-afectivo de los personajes. Aunque tengo tendencia a salirme de las historias cuando veo puntos que me chirrían en exceso y quizás el autor se pasó un poco bastante dando galones de genio a su inspectora de cabecera y apuró un poco los tiempos en la creación de relaciones, lo cierto es que la historia no llega a desmoronarse por ello. Siendo un libro debut, vamos a darle el aprobado.
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