El plan

Tengo un plan. Es un plan sencillo, no tiene complicación conceptual. Se basa simplemente en conseguir escribir una obra tan incorrecta que leerla sea una tortura. Tan incorrecta que provoque arcadas, que haga que quien la lea olvide su propia humanidad al enfrentarse a sus páginas. Una vez conseguido, cuando masas enfurecidas acudan a mí exigiendo justicia y ondeando sus facturas del psiquiatra, me limitaré a responder: “¿Pero quién os obligó a leerlo, palurdos?”.

Creo que coartar la libertad creativa en base a lo que a ti te parece correcto o no, incluso aunque sea indiscutiblemente incorrecto, no está bien. ¿Por qué reprochar a un autor que escriba cosas reprochables? Las novelas o películas cuentan historias, no tratan de educar a nadie. En el caso de que trataran de educar a alguien sí que sería de dudoso gusto no tener un mínimo de mesura, claro, y estaría muy feo que se publicara el libro ‘Teo va a pillar unos gramos de heroína’ o que TVE emitiera el capítulo ‘Aprende con Pocoyó a tatuarte una esvástica en la trastienda de un antro tailandés’. Pero ponerse exquisito con lo que una persona adulta escribe para otras personas adultas es una forma de decir: “Necesitáis que yo piense por vosotros, por vuestro bien”.

Las historias tienen todo el derecho a tratar lo que quieran, más aún si lo que tratan existe en el mundo. Que a ti te incomode leer esos vicios terrenales abriéndose camino en una novela no significa que esté mal narrarlos, ni que el autor los defienda. Simplemente es necesario que aceptes que quizás ese libro no está hecho para ti igual que aceptas con total naturalidad que la autobiografía de Kiko Rivera no está hecha para ti.

Que una historia hiera sensibilidades es normal, incluso positivo. Que hieran tu sensibilidad quiere decir que la tienes y que lo que lees es capaz de incomodarte porque tienes juicio propio y sabes identificar que está mal. Esa incomodidad quiere decir que las cosas funcionan en ti, si te causara risa sí que tendrías un problema.

Quizás deberíamos pensar qué nos acerca más al mundo que queremos, tener el poder de decidir lo que otros piensan o tener el poder de pensar en lo que otros cuentan.

Rubén Pedreira

No hay comentarios:

Publicar un comentario