El daño de la mentira tiene potencial ilimitado

Si alguien a quien aprecias te pide consejo, más te vale dárselo bien. Si alguien acude a ti confiando en tu opinión solo tienes dos opciones aceptables: Darla con sinceridad o negarte a darla. Cualquier otra cosa es una traición imperdonable. No hay nada de bondad en mentir diciendo que algo te encanta cuando no es así ni en hacer creer a otra persona que algo está bien si es basura.

Como persona que escribe cosas sé que esto es algo conflictivo en ese mundo. Soy consciente de la suerte que tengo contando con gente que lee lo que hago y me da su opinión sincera y todo lo cruel que sea necesario si lo merece. Pero recuerdo bien que cuando escribí mi primera novela y la envié a editoriales, la primera noticia que recibí fue una oferta de publicación y un extenso informe de lectura de una de ellas en el que hablaban de mi obra como si fuera digna de Nobel. ¿Lo era? No, claro que no. Era una soberana mierda.

El problema es que yo solo tenía esa opinión, la opinión de una editorial diciendo que aquello era poco menos que El Quijote moderno. Qué maravilla, llegaba y besaba el santo. Y a punto estuve de picar, pero supe ver que olía raro y me eché atrás a tiempo. A día de hoy esa novela, que era un fiasco asegurado, sigue sin ser publicada porque lo normal no es que una editorial alabe tu obra, sino que la ignore. Pero al menos tuve la oportunidad de reescribirla y conseguir un resultado final que, si bien no será un Nobel, sí es un resultado con el que estoy contento.

Actualmente sigo teniendo un problema irresoluble con esa historia, que es el de encontrar alguna editorial a la que interese una novela de ciencia ficción existencialista en gallego, pero al menos tengo una obra correcta. Si hubiera hecho caso de una opinión falsa tendría simplemente mucho tiempo de trabajo tirado a la basura para regalar mínimos beneficios a una editorial trituradora de novatos. Que lo haga un editor sin escrúpulos es una cosa, pero si alguien confía realmente en vosotros y os pide consejo, recomiendo al menos tener la deferencia de ignorarle en lugar de mentir. Porque el daño de la verdad puede herir orgullos, pero el daño de la mentira tiene potencial infinito

Rubén Pedreira

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