Paul Auster - Tombuctú

 


A veces leo libros simplemente por el título, negándome a saber nada más. No leo la sinopsis y casi ni me fijo en la portada, no vaya a ser que dé alguna pista de la trama. Solo lo hago cuando la obra es corta y manejable, está claro que no se me ocurriría empezar a leer En busca del tiempo perdido, hipotecando los siguientes cuatro años de vida a semejante tarea, sin tener ni idea de lo que es. Tombuctú sí entró en esa categoría, vi el título y me llamó la atención. Es solo una palabra, pero una palabra que me hizo pensar qué podría tener que ver Paul Auster con el nombre de una histórica ciudad de Mali.

Tombuctú resultó no ser ciudad terrenal alguna, sino el concepto del más allá de Willy G Christmas. La salud de Willy, un vagabundo que escribe poesías y deambula por Estados Unidos como forma de vida, pinta muy fea y eso preocupa bastante a su perro (Mister Bones), que es el verdadero protagonista de la historia. La literatura da estas sorpresas, eliges una lectura pensando que se ambientará entre tuareg africanos y acabas teniendo en las manos un relato sobre los últimos días de un vagabundo bohemio visto a través de unos ojos caninos.

Willy habla con Bones de su pasado, de su filosofía de vida y, como no, de Tombuctú, ese lugar al que está convencido que llegará cuando muera. Cuando lo menciona, su perro no puede evitar el miedo a pensar que los animales no puedan entrar en ese más allá ideado por su amo y que esa sospechosa tos que tiene desde hace meses acabará por separarlos para siempre. Y eso es traumático, porque él no duda de que Willy es el único humano en el mundo en el que puede confiar.

No es un libro sobre la vida de un perro, sino un libro de un perro sobre la vida. El viaje a Baltimore que emprende Willy, sabedor de que no le queda mucho tiempo, para entregarle todos sus escritos a la única profesora de su instituto que confió en su capacidad literaria resulta ser un camino más espiritual que físico y compagina lo humorístico y lo triste con naturalidad. Es un libro agradable para quienes no tenemos perro, pero seguramente sea más curioso aún para quien sí lo tiene. Aunque quizás nunca veas a tu colega con los mismos ojos después de esto.

Rubén Pedreira

No hay comentarios:

Publicar un comentario