Esta historia es tan
corta que hasta da reparo comentarla, porque casi se acaban antes sus 70
páginas que los 2200 caracteres de un post aleatorio de Instagram. Pero
como, a pesar de haberse escrito hace casi 200 años, es un relato muy
apto para estos tiempos no está de más hablar de él.
Un abogado
de Wall Street cuenta con amargura la historia de Bartleby, un
escribiente al que contrata para su despacho y que es un prodigio, copia
documentos con una rapidez impropia de una era carente de impresoras.
Ningún jefe estaría insatisfecho con un talento así, pero Bartleby tiene
un problema que desluce su trabajo. Cada vez que se le pide que haga
algo que no sea duplicar documentos responde diciendo las mismas tres
palabras: “Preferiría no hacerlo”.
—Bartleby, haga esto.
—Preferiría no hacerlo.
Y el jefe con los ojos como platos porque eso no es normal.
—Bartleby, haga esto otro.
—Preferiría no hacerlo.
Y los compañeros mosqueados porque a ellos no se les habría permitido.
—Bartleby, váyase de aquí porque está despedido.
—Preferiría no hacerlo.
La
desesperación del jefe ante tan absurda situación llega a ser bastante
graciosa, el humor del libro es tan moderno como su mensaje. Porque creo
que es una historia sobre el hastío existencial de un asalariado que ve
pasar los días como si fuera un simple robot y por ello se niega a
hacer más de lo que está programado por contrato para hacer, un estado
mental del que el mundo aún no consiguió liberar a sus miembros.
Las
palabras recurrentes de Bartleby son bastante icónicas. Estoy seguro de
que miles y miles de personas que hablaron de esta obra a lo largo de
dos siglos acabaron sus reseñas, en arrebatos de lo que creían auténtica
genialidad, utilizando la frase que acuñó el escueto escribiente ideado
por Melville. No dudo que todo artículo escrito sobre este libro en
toda la historia fue rematado con un “preferiría no hacerlo” puesto de
alguna manera aparentemente ingeniosa. Después de tantos años, no se
necesitan ya más intentos cargantes de repetir de nuevo el mismo recurso
mil veces visto. Por eso yo, en esta humilde entrada,
preferiría no hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario