Mark Frost - La lista de los siete


Empecé a leer esto por la simple razón de que Mark Frost fue cocreador de Twin Peaks. Pensé que eso era suficiente motivo para creer que cualquier otra cosa que hubiese creado merecería la pena, y al menos con este libro no me equivoqué.

Hay que decir, eso sí, que la historia poco tiene que ver con Twin Peaks. Es una novela de aventuras y misterio basada en una trama de conspiraciones oscuras y paranormales que podrían haberse escrito perfectamente en el siglo XIX, cuando esto del ocultismo estaba en auge. Por cuestiones puramente biológicas a Frost le resultó imposible escribirlo en dicho siglo, pero al menos sí lo ambientó en 1884.

El protagonista es un joven médico con aspiraciones literarias llamado Arthur Conan Doyle. El tal Doyle, que me dejó durante toda la novela la sensación de que su nombre me sonaba de algo, tiene el hobby de investigar sobre espiritismo y cosas del estilo porque en el fondo quiere creer que algo hay, y un buen día recibe una misteriosa carta de una mujer que le dice que es importante que acuda a una dirección concreta la noche siguiente porque van a pasar cosas raras, peligrosas y sacrílegas.

Doyle no puede negarse a tal invitación y acude a la cita, viéndose envuelto en una situación difícilmente explicable con mediums, visiones y fantasmas de por medio. La cosa se descontrola y acaba temiendo por su vida, pero es salvado por un personaje misterioso que no le da muchos detalles más allá del típico “se te viene encima un follón que no vas a saber ni donde te has metido”, y después desaparece con la promesa de que tendrá noticias suyas.

Doyle pasa días buscando a su salvador, días en los que lo paranormal parece perseguirle. Cuando se reencuentra con el hombre, le resume la inquietante situación: La gente que intentó matarle en aquel rito espiritista es turbia, juegan con magias negras y tienen a Doyle en el punto de mira por una razón inesperada: Un manuscrito que envió a editoriales sobre una hermandad oscura tiene una alta correspondencia con sus planes y creen que los estuvo espiando.

Engancha, mantiene bien el misterio y sabe jugar con el juicio del lector, haciendo dudar todo el rato sobre las lealtades de los personajes.

 VALORACIÓN:

 

Rubén Pedreira

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